Hermosillo, Sonora. — En una cancha al aire libre de la Unidad Deportiva Nacameri, sobre el Camino del Seri, un disco vuela por el aire mientras risas, gritos de aliento y palabras de estrategia llenan el ambiente. Es una tarde cualquiera de entrenamiento para Coyotes, uno de los dos equipos de ultimate frisbee que existen actualmente en Hermosillo.
Este deporte, aún poco conocido para muchos, ha empezado a abrirse paso como una alternativa divertida, incluyente y formativa para quienes buscan algo más que ejercicio físico. Aquí no se necesita experiencia previa: solo ganas de aprender, convivir y salir de la rutina.
“El ultimate es muy diferente a otros deportes, no solo por cómo se juega, sino por la comunidad que crea”, cuenta Andrés Rodríguez, presidente de la Asociación Sonorense de Disco Volador (Asodiv). “Hay apertura, respeto y mucha comunicación, incluso entre rivales”.
Con reglas que combinan lo mejor del futbol americano y el basquetbol, pero sin contacto físico, el ultimate se juega con un disco volador estandarizado y equipos de siete personas. Los partidos se desarrollan en campos similares a los de futbol soccer, y los entrenamientos de Coyotes se realizan los lunes, miércoles y viernes, de 19:30 a 22:00 horas.
Deporte con valores y visión a futuro
Además de Coyotes, Hermosillo cuenta con Mapaches, un equipo enfocado en jóvenes que están dando sus primeros pasos en este deporte. La idea, dice Rodríguez, es fomentar el desarrollo desde abajo, pero también abrir espacios para la inclusión y la competencia sana entre adultos de todas las edades.
En 2025 se planean dos torneos locales, sumándose al tradicional que se organiza cada noviembre, con la intención de atraer a más personas. En estos eventos, cualquier interesado puede inscribirse, sin importar su nivel, y experimentar un día completo de partidos.
Historias que inspiran
Sonia Ruiz y Gisele Palomares son dos integrantes del equipo que encontraron en el ultimate más que un pasatiempo. Para ellas, es un espacio donde se derriban estereotipos, se construyen amistades y se fortalecen cuerpo y mente.
“Yo empecé por curiosidad y encontré una comunidad increíble”, comparte Sonia. “Es un deporte que realmente te hace sentir fuerte, valorada, y en igualdad con todos”.
Gisele agrega que el ultimate le permitió reconectar con el deporte desde un lugar distinto: “Aquí hay respeto, conexión, y eso te hace querer seguir. Terminas con más energía, mentalmente más fuerte, y con amistades que te marcan”.
Proyección nacional e internacional
En México, el ultimate frisbee se practica en más de 10 estados y cuenta con el respaldo de la Federación Mexicana de Disco Volador, que ya trabaja con la Conade para incluir el deporte en los Juegos Nacionales. Además, existen torneos de clubes y competencias regionales en el noroeste del país.
“Nos encantaría competir este año en Arizona o en otros estados del país”, comenta Elías Núñez, otro de los jugadores de Coyotes. “Nos estamos preparando para el torneo nacional en septiembre, y mientras tanto buscamos fogueo para crecer como equipo”.
A nivel internacional, el ultimate también está presente en campeonatos panamericanos y mundiales, con potencias como Estados Unidos, Colombia, Venezuela, y una comunidad sólida en Europa y Asia.
El ultimate frisbee llegó a Hermosillo hace siete años, y aunque aún es joven en la ciudad, su comunidad crece con fuerza. Más que un deporte, se ha convertido en un espacio de encuentro, de expresión y de transformación. Si tienes ropa deportiva, agua y curiosidad, Coyotes y Asodiv están listos para darte la bienvenida.
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